Los servicios públicos urbanos relacionados con la movilidad sostenible juegan un papel muy relevante para garantizar el bienestar de los ciudadanos y ciudadanas. Diferentes infraestructuras de transporte – sean públicas o privadas – son usadas cada día y acaban siendo determinantes para el funcionamiento del ecosistema social, pues deben responder a las necesidades derivadas de la diversidad social, a la vez que contribuir a la igualdad de oportunidades.
La perspectiva que se le da a la movilidad urbana sostenible se nutre de un nuevo paradigma, que introduce elementos que hasta día de hoy no se contemplaban. Claros ejemplos de ello son la relevancia que tienen actualmente la sostenibilidad ambiental o la digitalización, aspectos que tradicionalmente no se tenían en cuenta. Así mismo, dentro del nuevo paradigma de la movilidad, existe un tercer elemento igual de importante que los anteriores: la perspectiva de género.
La igualdad de género para mujeres y niñas está recogida en el quinto Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS 5), donde se insta a impulsar y fortalecer la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres de forma transversal en todos los ámbitos, también en la movilidad urbana. Ello implica no sólo entender los patrones de comportamiento diferenciales en la movilidad de las mujeres, sino también diseñar sistemas de movilidad que se adecúen a ellos.
Patrones diferenciales entre géneros en los trayectos urbanos
Tal como explica el Ministerio para la transición ecológica y el reto demográfico, el género es un diferenciador importante en la movilidad urbana. “Está demostrado que las mujeres presentan patrones de movilidad más complejos, puesto que incluyen más intermodalidad y, en particular, uso de más transporte público y a pie, en varios momentos del día”, y esto se debe a que, de media, las mujeres se quedan más en casa que los hombres y cuando viajan, realizan trayectos más cortos.
Estas diferencias no son insignificantes, pues explican por qué las mujeres usan más habitualmente los nuevos modos de transporte sostenibles e inteligentes – por ejemplo las plataformas de sharing de micromovilidad – en comparación con los hombres, pues estos proporcionan un nivel de flexibilidad que no alcanzan los modos de transporte tradicionales, como pueden ser el transporte público o el vehículo particular (OECD, 2018).
Sin embargo, aunque las mujeres necesiten modos de transporte más flexibles, debido a la división de roles por género que se arrastra históricamente desde una perspectiva social, laboral y económica, siguen siendo las principales usuarias del transporte público (European Institute for Gender Equality, 2020).
La seguridad de las mujeres en el sector de la movilidad
La falta de seguridad en el transporte es un problema que afecta a todos los modos de transporte por igual y que diferencia significativamente la percepción del transporte público entre hombres y mujeres. Ejemplos expresados en el compendio del International Transport Forum muestran que una gran cantidad de mujeres en todo el mundo se sienten inseguras en el transporte público y han sido víctimas de algún tipo de acoso verbal o físico en espacios públicos.
Si las ciudades quieren ser fieles a sus compromisos con la justicia social e incrementar el uso del transporte público, la seguridad de dichos servicios se tiene que considerar una prioridad, para empezar a definir las políticas de movilidad urbana sostenible, teniendo en cuenta la perspectiva de género.