Todo esfuerzo por reducir emisiones contaminantes y por tener ciudades más amigables, habitables y saludables es plausible. Las compañías de movilidad no tenemos en ello no solamente un reto sino también una responsabilidad, es nuestra obligación hacer lo que esté en nuestras manos, y más, por alcanzar ese objetivo.
Tenemos claro que el contexto en el que hay que trabajar con máximo empeño es el de la movilidad urbana y es por ello que en Alsa los compromisos que hemos adquirido en esta materia son la punta de lanza de nuestra estrategia medioambiental.
Ya desde 2020 solo incorporamos a nuestra flota autobuses urbanos Eco o Cero emisiones. De la misma manera, nos hemos marcado el 2030 para que toda la flota urbana adquirida sea Eco o Cero emisiones y estos compromisos reafirman el objetivo de alcanzar la neutralidad en carbono para el año 2050.
Recientemente, hemos publicado la Memoria de Sostenibilidad 2020, en la que por cuarto año consecutivo exponemos las actuaciones en materia de RSC en torno a nuestros valores de excelencia, seguridad, clientes, personas, comunidad y medio ambiente.
En este sentido, el Informe detalla los seis ejes de nuestra estrategia medioambiental: reducción de la huella de carbono, del consumo de energía en transporte, del consumo de energía en instalaciones, gestión de residuos, gestión del agua y formación y sensibilización de los empleados. Una estrategia que está alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), y que establece indicadores específicos para valorar en qué medida contribuimos a cada uno de ellos.
En Alsa queremos liderar la transición hacia una movilidad Cero emisiones que haga de nuestras ciudades y de nuestro entorno espacios más verdes, saludables y amigables, máxime cuando los datos del INE demuestran que el 88% de la población española vive en el 27% de los municipios, especialmente en grandes ciudades.
Es por ello que una parte importante de las inversiones desarrolladas están centradas en lograr la reducción de la huella de carbono con tecnologías limpias, como el hidrógeno, y ya podemos hablar de casos de éxito, que presentaremos detalladamente en la próxima edición SUM Bilbao 21, contando con el autobús como modo de transporte público.
Distintas ciudades en las que operamos los autobuses urbanos, como es el caso de la ciudad de Bilbao, cuentan ya con vehículos cuyo impacto positivo en la descontaminación, sumado a la digitalización, a la seguridad y demás mejoras para los viajeros facilitarán el cambio de hábitos de movilidad. Esperamos que dentro de poco el coche particular no sea más una opción prioritaria en las ciudades.
Por otra parte, tenemos muy claro que las personas en ciudad demandan servicios multimodales. Alsa, consciente de su papel, viene desarrollando pruebas de manera independiente o en alianza con otras compañías, relacionadas con servicios de movilidad de última milla y de MaaS (Mobility as a Service), que contribuyen a descongestionar los núcleos urbanos y por supuesto a adecuarnos a las demandas de las personas.
La movilidad, como cualquier otro servicio esencial, tiene que estar al servicio de las personas y actualmente somos las personas, las administraciones y las compañías las llamadas a aportar en la descarbonización como imperativo ético. Es el presente y el futuro de todos.