La distribución urbana de mercancías se encuentra en una fase de gran transformación, debido al enorme crecimiento del comercio electrónico y al aumento de los trayectos de última milla, que aunque operen dentro de un marco local, tienen implicaciones también a nivel supramunicipal. La logística urbana tiene un papel esencial para el buen funcionamiento de las ciudades, aunque muy a menudo es una temática que no se trata desde el punto de vista de la política pública.
Por estos motivos, la Comisión Europea señala la distribución urbana de mercancías (DUM) como un tema importante dentro del paquete de medidas de movilidad urbana. Indica que se deben implementar medidas para la renovación de la flota encargada de la distribución de mercancías hacia un parque sostenible, a la vez que llevar a cabo políticas contra la congestión de tráfico. Teniendo en cuenta adicionalmente, que estas políticas también deben “proveer un marco – espacios de entrega, regulaciones, incentivos, etc – que asegure un buen contexto de negocio para las inversiones en nuevas tecnologías y soluciones por parte de las operadoras privadas”. A continuación, se presentan algunas políticas públicas que se encuentran en la agenda política con relación a la transformación del modelo de distribución urbana de mercancías.
Una de las medidas que ha generado más consenso, especialmente para las zonas urbanas con más congestión urbana a causa de la DUM, ha sido la implantación de Puntos de Recogida de Mercancías (PRM). El modelo de PRM propone un sistema en el que establecimientos comerciales, almacenes o similares funcionan como puntos de recogida de la paquetería de comercio electrónico que se reparte a última milla. Esto, no solamente supondría una mejora para la congestión urbana, sino que también podría suponer un incentivo para que los compradores de comercio electrónico consumieran los bienes y servicios de establecimientos comerciales locales. Este sistema requiere de complementariedad con el servicio de distribución de paquetería a última milla, pues se ve como una medida complementaria y que podría beneficiar a las empresas de comercio electrónico, a las distribuidoras de mercancías a última milla, al comercio local y al comprador.
Una segunda iniciativa que goza de gran consenso es la de incluir el servicio de distribución de mercancías al proceso de transformación digital. Este sistema permite la gestión de las plazas de carga y descarga a través de una aplicación móvil, y facilita tanto su uso por parte de los profesionales de la distribución de mercancías, como su gestión por parte de los entes locales –, a través de una gestión metropolitana integrada, del reparto de las plazas por franjas horarias, o del pago y cobro de multas y sanciones. Un caso de éxito de esta medida sería la aplicación SPRO, impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona, lanzada a mediados del año 2020.
En conclusión, aunque no siempre se sitúe en el principal foco político, la distribución urbana de mercancías tiene que ser uno de los puntos más importantes a tratar de cara a la transformación hacia la movilidad sostenible, pues tiene impacto sobre múltiples sectores en la ciudad, como la sostenibilidad, el comercio local, la transformación digital o la congestión de tráfico urbano.